La situación en el sector de la construcción en Málaga es bastante crítica, ya que se está enfrentando a un déficit de mano de obra significativo. La demanda de más de 10.000 perfiles sugiere que hay una gran necesidad de trabajadores en diversas áreas de la construcción.
Es una situación complicada para el sector de la construcción en Málaga. Con 66.000 trabajadores ya empleados, la dificultad para encontrar más personal para mantener el ritmo de trabajo es un gran desafío. Además, la escasez de vivienda y los altos precios pueden desincentivar a los trabajadores de otras provincias a trasladarse, lo que agrava aún más el problema.
Es comprensible que la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP Málaga) esté recibiendo numerosos comentarios sobre las dificultades para incorporar profesionales de sus empresas asociadas. Esto refleja una preocupación generalizada en el sector, donde las empresas están luchando por encontrar el talento necesario para seguir adelante con sus proyectos. La falta de mano de obra calificada puede afectar no solo la productividad, sino también el crecimiento del sector en la región.
«La percepción es que la situación es cada vez peor en este sentido. En todas las reuniones que mantenemos con empresas del sector nos ponen sobre la mesa el problema que hay para encontrar mano de obra, tanto para cubrir sus trabajos actuales como para poder aspirar a coger nuevos contratos», expresa la secretaria general de la ACP, Violeta Aragón.
Es un panorama bastante complicado para el sector de la construcción en Málaga. A pesar de ser un importante foco inmobiliario, la dificultad para atraer trabajadores de provincias cercanas como Córdoba, Jaén o Granada se debe a varios factores. Muchos prefieren quedarse en sus lugares de origen, incluso si eso significa ganar menos, para evitar el estrés del desplazamiento diario y, sobre todo, por las dificultades que enfrentan para encontrar vivienda en Málaga. La escasez de opciones asequibles y la alta demanda de alojamiento están creando un obstáculo significativo para que los trabajadores se trasladen. Esto resalta la necesidad de abordar no solo la falta de mano de obra, sino también los problemas de vivienda en la región.
«Todos sabemos que buscar alojamiento ahora mismo está casi imposible. Así que realmente es una situación muy complicada: ni tenemos trabajadores de los que tirar aquí ni estamos siendo capaces ya de atraer a los de otras provincias», reconoce Aragón. Tampoco la opción de contratar en origen a trabajadores extranjeros se está revelando como eficaz, en parte por ese mismo problema del alojamiento y, además, por los requisitos de estabilidad exigidos para esos contratos.
Faltan perfiles
En Málaga, según la ACP, hacen falta todo tipo de perfiles: desde albañiles a encofradores pasando por peones, instaladores de pladur, trabajadores de ferralla, operarios de maquinaria, montadores, pintores, fontaneros o electricistas. Todo ello, pese a las condiciones de su convenio colectivo, con jornada continuada en verano y salarios que, en las categorías más comunes a pie de obra, se mueven entre 25.000 y 35.000 euros anuales.
Además, hay una enorme demanda de jefes de obra y encargados, puestos que requieren de cierta experiencia y que ahora mismo son los más cotizados, con sueldos anuales medios de entre 45.000 y 55.000 euros. La causa de esta carencia específica es que algunos de estos profesionales experimentados se han ido jubilando en esta última época, sin que hay exista un relevo generacional que puedan llenar su hueco.
En general, según calcula la ACP, y extrapolando a la provincia las previsiones del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop), Málaga podría necesitar unos 37.000 nuevos empleados de construcción en los próximos diez años, teniendo en cuenta también los que se jubilarán en este tiempo y a los que habrá que buscar sustitutos.
Esta situación de falta de perfiles está generando, en la práctica, la ralentización de los plazos de ejecución de algunas promociones, ya que se trabaja a un ritmo más lento del que se podría. La ACP advierte de que este escenario también afecta al consumidor: el encarecimiento de los costes laborales (fruto de la competencia entre empresas para contratar a trabajadores) y el alargamiento de los plazos repercute en el precio final del producto (la vivienda).
«En la construcción, el tiempo es dinero. Las obras se hacen mediante financiación, y cuanto más se tarda en hacerlas, más caras le salen a las empresas», señala la responsable de la ACP.
Subcontratas y cuadrillas
En general, todas las constructoras suelen contar con una base de personal fijo para luego, cuando acometen una obra, incorporar a trabajadores temporalmente. También se suele recurrir a subcontratas para servicios determinados, por ejemplo, la ferralla o la electricidad. Así, la competencia por disfrutar de sus servicios es muy alta, y sus tarifas se han encarecido mucho. Por otra parte, en zonas de gran actividad como Marbella, se da el caso además de cuadrillas de trabajadores que, mientras realizan su trabajo para una empresa, puede recibir ofertas para cambiarse a otra.
Cabe recordar que el sector viene reclamando la necesidad de poner en carga de forma ágil nuevos suelos en carga para edificar muchas más viviendas con los que dar repuesta a la enorme demanda de compradores que hay en Málaga y contener la escalada de precios. Pero, curiosamente, la propia ACP reconoce que si esa situación sería difícil acometer todas esas edificaciones a un ritmo adecuado debido a esta escasez de trabajadores que aqueja al sector.
«En realidad, son dos problemas que tenemos que resolver: construir más viviendas para atender la demanda y, por otro, incorporar a más trabajadores para poder acometer esas futuras promociones», admite Aragón.
Este envejecimiento de las plantillas y la falta de un relevo generacional indica que los jóvenes, por las razones que sean, han dejado de ver al sector como un destino atrayente, reconoce la ACP.
Fuente: La Opinión de Málaga
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