La empresa constructora Guamar, asociada a la ACP, ha culminado la ejecución de la sede central en España de la empresa danesa Bestseller, la ‘Zara escandinava’, con marcas tan conocidas como Jack&Jones y Vero Moda, entre otras.
Entorno a diez millones de euros ha sido la inversión realizada por la compañía en el edificio. Un proyecto desarrollado por el arquitecto alemán Matthias Hilgert, con una extensión de 6.500 metros cuadrados distribuidos en tres plantas:
En la planta intermedia, que es a la que se accede desde la cota de calle (el terreno estaba inclinado y la estructura se ha adaptado a esta particularidad, además del impedimento de altura por la cercanía al Aeropuerto), se ubicarán los despachos de la administración nacional de la empresa, mediante un sistema de espacios modulables y transformables, de manera que el medio centenar de estancias previstas se pueden ir adaptando a nuevas necesidades.
La planta inferior se abre desde lo que han dado en llamar el «ágora», un espacio polivalente de encuentro para presentaciones y reuniones de mayor alcance. En este nivel se encuentran las oficinas de ventas o «showrooms» de las nueve marcas que representa Bestseller, cada una de ellas tendrá su mobiliario e imagen diferenciada para hacer las presentaciones de las colecciones a los clientes.
Por último, la planta superior, la joya de la corona, donde se ubica, además del restaurante-comedor, una amplia terraza con suelos de madera, rodeada por una cubierta verde, que se ha plantado con especies mediterráneas. El resultado final es un jardín con vistas despejadas y el restaurante-comedor al lado para que, el que quiera, pueda comer en el exterior. Nada se ha dejado al azar: la cubierta tiene su propio diseño en cuanto a colores y alturas de las plantas, que están presididas por varios olivos.
El edificio, que albergará a 110 empleados de la multinacional danesa desde abril, tiene «clasificación energética A» – la más alta en eficiencia energética – gracias a una batería de medidas que abarcan desde el aislamiento donde se han utilizado bloques de hormigón aligerado para el aislamiento acústico y térmico, pasando por los revestimientos blancos de las paredes, hasta la realización de un estudio para la ubicación de los amplios ventanales, para que estén plenamente adaptados a la climatología local. En este sentido, se ha integrado en el edificio la arquitectura tradicional mediterránea, recogiendo un sistema de patios que evita el sol directo.
En palabras del responsable de edificación de Guamar, Francisco Javier Lara, «la mayor dificulta que plantea la ejecución de un edificio de esta naturaleza es lograr que el mismo funcione» es decir, «cuidar al detalle todos los sistemas constructivos de tal forma que lo inicialmente proyectado sobre plano, cumpla su finalidad en la práctica».
Se ha hecho un enorme esfuerzo para esconder las instalaciones, que están ubicadas en lugares no visibles para no afectar a la forma general. En el interior, el nivel de las calidades se pone de manifiesto, por ejemplo, en cubiertas de láminas de madera de pino, que se utilizan tanto en Dinamarca como en España, «para darle un aspecto más cálido, acogedor y humano».
El falso techo se prolonga de estancia en estancia, lo que también tiene su razón ser. Según este, en lugares donde se pasa mucho tiempo este efecto ayuda a descansar la vista. En las estancias cerradas, como los baños, la luz natural entra a través de lucernarios.
Además, se ha instalado un sistema de recuperación de las aguas pluviales, con sumideros a presión y un depósito con capacidad para 12.000 litros, donde se almacenarán y luego se volverán a bombear y servirán para regar en tiempos de sequía.
En definitiva se trata de una gran ejecución por parte de la empresa malagueña Guamar de un ambicioso y complejo proyecto donde no se han escatimado costes en beneficio del medio ambiente a largo plazo.
Los daneses se pelean por venir.
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